Aunque me tapo los oídos con la almohada y gruño de rabia cuando suena el despertador... Gracias a Dios que puedo oír. Hay muchos sordos.
Aunque cierro los ojos cuando, al despertar, el sol se mete en mi habitación... Gracias a Dios que puedo ver. Hay muchos ciegos.
Aunque me pesa levantarme y pararme de la cama... Gracias a Dios que tengo fuerzas para hacerlo. Hay muchos postrados que no pueden.